Los cultivos de trigo deben enfrentarse periódicamente a dos enfermedades bien conocidas: la septoriosis, causada por Mycosphaerella graminicola, y la roya parda, causada por Puccinia striiformis. Incluso antes de que aparezca la primera hoja, pueden ponerse en marcha estrategias de defensa.
Los campos de trigo no son entornos libres de enfermedades. Se enfrentan regularmente a: Mycosphaerella graminicola, causante de la septoriosis, y Puccinia striiformis, causante de la roya de la hoja.
Reconocer los síntomas de la septoriosis y la roya parda.
La septoriosis aparece en las primeras fases de crecimiento del cereal, generalmente en el estado de 2 nudos. Aparecen manchas marrones necróticas en las capas inferiores de las hojas, acompañadas de picnidios negros, los característicos pequeños reservorios de esporas. En primavera, la propagación se produce a través de ascosporas aéreas, intensificada por las salpicaduras de lluvia.
A partir del otoño, la roya parda puede aparecer en forma de pústulas de color naranja a marrón. Aunque pueden confundirse con la roya amarilla, se distinguen por su distribución aleatoria en las hojas. Las pústulas también pueden colonizar los tallos y las glumas, afectando al peso específico y, por tanto, al rendimiento.
Resistencia, profilaxis y protección fungicida.
Frente a estas amenazas, la resistencia varietal emerge como una de las principales soluciones para combatirlas. Las variedades de trigo resistentes a la roya parda y amarilla son cruciales, sobre todo en las regiones más expuestas. Una densidad de cultivo controlada y una fertilización nitrogenada adecuada completan esta primera línea de defensa.
Sin embargo, la protección fungicida sigue siendo crucial. Las aplicaciones preventivas, aplicadas idealmente en las últimas hojas en desarrollo, son el pilar de esta defensa.
Los observatorios y los boletines de sanidad vegetal (BSV) orientan el seguimiento sobre el terreno y advierten de los riesgos de enfermedad. La estrategia fungicida se basa en combinaciones de los diferentes modos de acción disponibles para conciliar la eficacia y la prevención de las resistencias.
En el eterno duelo entre los cultivos de trigo y las enfermedades foliares, la prevención y la diversificación de los enfoques siguen siendo cruciales. Existen soluciones que van desde las variedades resistentes hasta las aplicaciones preventivas de fungicidas.
Materias acticvas como protioconazol, tebuconazol o azoxistrobin, combinadas en diferentes fungicidas comerciales como Melvar, Trunfo Max, Trineo EW o Placaje 25, son soluciones adecuadas para prevenir estas dos enfermedades fúngicas de los cereales.